Clemencia: Novela de costumbres

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Clemencia: Novela de costumbres

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640 円 (税抜き)

La Marquesa era una mujer de cuarenta y ocho a?os; pero su completa falta de pretensiones y la exagerada sencillez de su traje y de sus maneras, la hacian aparecer de mas edad. Habia quedado viuda hacia algunos a?os, disfrutando de ping?es rentas, las que tenia la habilidad de gastar todas, y ? veces tom?ndolas anticipadamente, sin que nadie, ni ella misma, pudiese decir en qu?. Era esto tanto mas estra?o, cuanto que la se?ora, sin ser cicatera, no era generosa; sin ser agarrada, no era rumbosa; sin ser codiciosa, no era espl?ndida; y sin ser ordenada, no era tampoco despilfarrada. En lo demas de su car?cter se hallaban iguales anomal?as, puesto que sin ser mal?vola no hacia sino contradecir, sin tener mal car?cter no hacia sino rega?ar, y sin ser maligna era contraria ? todo. As? se ven ? menudo en las gentes defectos y malas propensiones, que no son hijos del corazon ni del car?cter, sino malas costumbres, que no corregidas en un principio, se arraigan como plantas par?sitas. Pero el gran rasgo caracter?stico de esta se?ora era el de vivir apurada. La Marquesa no podia vivir sin un apuro que la agitase, siendo por consiguiente la ant?tesis de ciertos enfermos que no pueden vivir sin una d?sis de opio que los calme; con la particularidad de que en invierno una gotera, y en verano un desgarron en la vela ? toldo que cubria el patio de su casa, la impresionaban y desazonaban mas que algunas calaveradas de marca mayor de su hijo el mayorazgo, ? la p?rdida de una cosecha. Cuando no tenia un apuro que esplotar, se lo forjaba; y no solo disfrutaba ella de su creacion fant?stica, sino que se incomodaba cuando los demas no la reconocian como cosa cierta y real. Pertenecia, pues, esta se?ora ? la falange de Jerem?as, que pasan su vida quej?ndose en un tono lloron que les es propio, como al mochuelo su lastimero canto. Se quejan de todo: de su salud aunque sea buena; de desgana, y comen bien; de desvelo, y duermen como marmotas; y con el mismo desconsuelo se quejan de los malos tiempos y de los mosquitos, de las contribuciones y de los portes de correo, de la muerte de personas queridas, y de que alumbra mal el reverbero: se quejan hasta de las cosas favorables, ? las que siempre encuentra unpero, para servir de p?bulo ? sus lamentaciones. Nacian en parte los defectos de esta se?ora de haber sido toda su vida muy mimada, primero por sus padres, luego por su marido, que fu? un bendito y le sigui? la corriente, y por los amigos de este, que hicieron lo que ?l: de lo que result? que siendo la Marquesa una excelente criatura, aunque de pocos alcances, se habia hecho un ente personal ? insufrible. El hermano mayor de la Marquesa habia casado en Madrid, y estaba establecido all?, as? como una hermana, viuda sin hijos de un hombre muy rico, alto funcionario de Ultramar, se?ora bastante amiga de mangonear y de intrigar, que era el Tu autem de la familia.画面が切り替わりますので、しばらくお待ち下さい。
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