【電子書籍なら、スマホ・パソコンの無料アプリで今すぐ読める!】
≪Una Catalu?a independiente reconocer? que Crimea es rusa≫. Esa fue la primera noticia falsa sobre Catalu?a procedente de la gran maquinaria de injerencias del Kremlin. Se trata de un ejemplo inmejorable de desinformaci?n: la fuente que hab?a dicho la frase no era oficial y s?lo expresaba una opini?n, pero los medios estatales rusos y sus aliados lo convirtieron en un titular contundente, con unas implicaciones enormes en la vida pol?tica del continente europeo y de sus aliados. Y, sobre todo, en un discurso alineado con lo que le interesa a Mosc?: m?s independentismo en Europa y una mayor legitimaci?n de la anexi?n de territorios por parte de Rusia. ?ste ha sido un patr?n habitual en los ?ltimos a?os, en los que millones de lectores han visto noticias falsas como que, durante el proc?s, la OTAN estuvo a punto de bombardear Madrid, las calles de Barcelona estaban ocupadas por tanques o que en Europa no tardar?an en aparecer medio centenar de pa?ses nuevos. Sin embargo, las noticias falsas no tienen por qu? ser una mentira absoluta. Suelen tener alguna vinculaci?n real con lo que est? pasando, pero que resulta, por lo general, una deformaci?n grotesca y siempre favorable al sensacionalismo y al populismo. Una deformaci?n que se aprovecha especialmente del cambio radical que, desde la irrupci?n de plataformas digitales como Facebook, Twitter y Google, han sufrido los canales que transmiten la informaci?n. Y lo cierto es que, aunque en un orden distinto, estas empresas tambi?n son responsables del problema y deben rendir cuentas por sus actuaciones.画面が切り替わりますので、しばらくお待ち下さい。
※ご購入は、楽天kobo商品ページからお願いします。
※切り替わらない場合は、こちら をクリックして下さい。
※このページからは注文できません。