Coplas por la muerte de su padre

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Coplas por la muerte de su padre

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316 円 (税抜き)

Las Coplas por la muerte de su padre, tambi?n citadas como Coplas a la muerte del maestro don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una eleg?a escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la literatura espa?ola. Esta obra pertenece al g?nero po?tico de la eleg?a funeral medieval o planto y es una reflexi?n sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignaci?n cristiana. Se inspira en los precedentes cl?sicos y medievales del g?nero y en el Eclesiast?s, pero tambi?n contiene alusiones a la entonces historia reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor. El primer problema que plantean las 'Coplas' es el de la fecha de composici?n. Aunque es l?gico pensar que fueron escritas con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha en que se sabe fallece don Rodrigo Manrique, el caso es que hay investigadores que, bas?ndose en la falta de articulaci?n de algunas estrofas, creen que pudo haber coplas que ya ten?a escritas con anterioridad, quiz? entre 1460 y 1470, particularmente las 24 primeras, que son las m?s generales. Tambi?n hubo probablemente alteraci?n del orden estr?fico por parte de quienes transcribieron los cancioneros del siglo XV y XVI. As? y todo, la intenci?n del poeta y el profundo sentimiento de sus versos permanecen. Lo que hace al contenido, las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, Jorge Manrique, remont?ndose desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes ilustres y finalmente a la muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono, filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y el poder igualatorio de la muerte a lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie quebrado o sextillas manrique?as; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos, de los que son octos?labos el primero, segundo, cuarto y quinto y tetras?labos tercero y sexto; los tetras?labos pueden ser en apariencia pentas?labos algunas veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por la m?trica ley de compensaci?n. Se ensalza la figura del fallecido, junto con ataques m?s o menos directos a quienes han sido, de una forma u otra, enemigos del padre o de la familia Manrique. As?, personajes como Don ?lvaro de Luna, quien tantas desdichas trajo a esta familia, aparecen en situaciones poco ventajosas ーeste personaje aparece muertoー. Lo mismo ocurre con la forma en la que es tratado el cambio social que se est? sufriendo en Espa?a en esa ?poca, donde se est? produciendo un cambio entre dos mundos completamente diferentes, el mundo feudal (caracter?stico de la Edad Media, con sus tres estamentos bien delimitados) est? dejando paso al mundo renacentista (Edad Moderna), en el que surgir? una nueva clase social ?la burgues?a-, y en el que los tres estamentos anteriores ya no ser?n tan impermeables, sino que la posici?n de una persona puede verse alterada seg?n el dinero que posea. Manrique tambi?n trata este tema en su poema, critic?ndolo con firmeza. Hete aqu? entre las coplas unos ejemplos: Recuerde el alma dormida avive el seso y despierte contemplando como se pasa la vida como se viene la muerte, tan callando; cu?n presto se va el placer, c?mo, despu?s de acordado, da dolor; c?mo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado, fue mejor. Al final de la composici?n la muerte aparece como una gran igualadora que se dirige caballerosamente en un di?logo digno de un libro de caballer?a: Buen caballero dejad el mundo enga?oso y su halago. Otros temas que aparecen en la obra son: El paso inexorable del tiempo (t?pico del tempus fugit). La vida como camino (t?pico del homo viator). La vida como un r?o (t?pico del vita flumen). La muerte que iguala a todos los hombres, sean ricos o pobres. La vanidad de las cosas mundanas (cuesti?n de la vanitas vanitatis). El asunto del Ubi sunt? (?D?nde est?n?) para evidenciar la fugacidad de la vida. La descripci?n de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente caballero y h?roe de la cruzada contra los moros. Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna. El poema se compone de 40 coplas escritas en octos?labos con versos de pie quebrado, bajo la forma de doble sextilla de tercetos sim?tricos, en los que a dos octos?labos sigue un verso corto (el pie quebrado) que puede ser tetras?labo, o pentas?labo si es posible hacer sinalefa con el verso anterior o este finaliza en s?laba aguda. La doble sextilla manrique?a presenta la siguiente disposici?n de las rimas: abc: abc-def: def. Esta combinaci?n m?trica fue usada por primera vez, al parecer, por Juan de Mena y algunos otros, como su mismo t?o Diego G?mez Manrique, pero fue su sobrino Jorge quien la elev? a la m?xima categor?a. Se pueden distinguir tres partes: 1? parte (coplas I-XIV): (sobre la muerte) La primera parte, compuesta por las primeras catorce coplas, es una serie de generalizaciones filos?ficas. Se trata m?s de un serm?n filos?fico acerca de lo que debemos y no debemos hacer que de una eleg?a propiamente dicha. Se caracteriza por la reflexi?n y las met?foras de la vida y de la muerte, siguiendo la idea de San Agust?n, fruto de su interpretaci?n de las ideas plat?nicas, de que esta vida est? para usarla como medio para la ascensi?n al cielo, y no para disfrutarla, as? como por el uso de un “yo po?tico” en primera persona del plural que pretende inculcarnos y hacer sentir como nuestras las ideas que en el poema aparecen. 2? parte (coplas XV-XXIV): (sobre la gente que ya ha muerto, que ha pasado por este trance) Se da aqu? una concreci?n de las cuestiones te?ricas antes expresadas en ejemplos de la vida reciente, ejemplos conocidos por los potenciales lectores del poema. Empleo de la interrogaci?n ret?rica del ubi sunt( se usa para preguntar por personalidades y bienes ya desaparecidos.) (≪?d?nde est?n?≫, t?pico medieval que caracteriza la segunda parte de las Coplas) con mucha frecuencia, siempre en forma de pregunta ret?rica (≪?qu? se hicieron?≫, ≪?cu?l se para?≫), y usualmente tras largas enumeraciones, para mostrar que todas las cosas de este mundo son, al final, perecederas, como la propia vida terrenal. Por ?ltimo, una caracter?stica interesante es que, como pretexto para concretar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos del padre, emple?ndolos como ejemplos de lo que no debe hacerse. 3? parte (coplas XXV-XL): (sobre su padre) Es la parte de las Coplas que consiste en la eleg?a propiamente dicha, y donde por primera vez aparece el padre, del que hasta entonces no hab?amos o?do hablar. Si antes aplicaba a ejemplos de la historia reciente las cuestiones generales propuestas en la primera parte, ahora las va a concretar en Rodrigo de Manrique, alabando c?mo en todo momento cumpli? con lo que se nos ha dicho que “debe hacerse” en las dos partes anteriores del poema. Dentro de esta tercera parte, podemos hacer una segunda divisi?n: Parte primera: De la copla XXV a la XXXIII. Consiste en un retrato de la vida del padre. El “yo po?tico” pasa a ser gen?rico. En estas coplas se ensalza al padre y a sus virtudes, haciendo hincapi? en el hecho de que cumpli? como el que m?s con los deberes del estamento al que pertenec?a (nobleza) para tener derecho a la vida eterna. Estos deberes consist?an en la lucha contra el infiel. Un hecho curioso de esta parte es que su ?ltima copla, la treinta y tres, acaba con una coma, no un punto. Parte segunda: Abarca desde la copla XXXIV hasta la ?ltima, la XL. Podr?a catalogarse como una suerte de obrita teatral, ya que Manrique cede el “yo po?tico” a diversos hablantes, la Muerte (que ensalzar? al padre, para que las alabanzas a ?ste no sean siempre puestas en boca de Manrique), o su padre mismo. Nos muestra c?mo Rodrigo de Manrique cumple con su deber de “morir bien”, y no oponerse a los designios divinos. Otra caracter?stica important?sima es la aparici?n de una “tercera vida”, la fama, idea fundamentalmente renacentista. La primera interpretaci?n suya presentar?a las Coplas como un poema escrito ?nica y exclusivamente para alabar al padre y todo lo que ?ste representa. Es decir, se alaba en el poema la nobleza, a quienes siguen los valores cristianos; su padre vivi? de acuerdo con ello y, para Manrique, su padre representar?a la perfecci?n. Y al rev?s, al padre se le aplica todo aquello que Manrique considera “bueno” para ensalzar a su padre sobre el resto. En el poema, as? pues, se canta la excelencia de Don Rodrigo de Manrique en su forma de obrar, se nos cuenta c?mo lo perdi? todo (todo menos la honra), y c?mo lo recuper? luchando contra los infieles (la forma que tiene el estamento de la nobleza de alcanzar la vida eterna es la defensa de su religi?n mediante la lucha contra el infiel). Adem?s, se nos presenta al padre de Manrique como un caballero dotado de todas las virtudes cristianas que imaginarse pueda, en suma, un caballero modelo de su ?poca. Esto se da incluso en el momento de su muerte, cuando tiene lo que en la ?poca se llama un “buen morir”, es decir, afrontar la muerte con serenidad y valent?a, ya que es el deseo de Dios. Es por todo lo antes citado que Rodrigo de Manrique se hace merecedor de la “tercera vida” que aparece en el poema, esa vida que constituye un rasgo puramente renacentista y que es la fama. La otra posible interpretaci?n, menos aceptada, no es sino el empleo de la historia reciente como un pretexto del que Manrique se sirve para alabar a su clan, a la nobleza. Una nobleza que, con el paso a la Edad Moderna, se est? desprestigiando, ya que empiezan a aparecer los burgueses y los nobles que, venidos a menos, se ocupan de “oficios no debidos” (trabajo con las manos, lo ?nico ?tico para un noble de esa ?poca eran las armas画面が切り替わりますので、しばらくお待ち下さい。
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infiel presto XXXIII tempus sucesos