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Esta obra no posee intenci?n alguna de alterar sus creencias. Carece de investigaci?n, y es por eso que no cuenta ni pretende contar con fundamentos que avalen a su filosof?a solamente literaria.La historia no pretende ser aceptada como una opci?n a creer, ya que es simplemente una novela, en la que mi imaginaci?n se permiti? volar al inicio de los tiempos.Para moldear el relato, cre? dioses, titanes y universos, como tambi?n recurr? a nombres ya conocidos para darle un toque mundano a la historia. Bajo ning?n concepto trat? de imponer una verdad, ya que estoy convencido de que, en caso de existir alguna, yo no la conozco y ni siquiera soy capaz de poder imaginarla. Discrepo con aquellos que explican lo que ignoran, y tal vez de eso s? se trate el porqu? de mi raz?n.Agregar otra posibilidad a un infinito de hip?tesis, tratando de relatarla de una manera algo pensada, pero con la intenci?n de resaltar las barbaridades que pretenden imponer religiones tan antiguas como la hipocres?a misma.Trato de expresar mi relativamente alta disconformidad con las religiones existentes, e intento expresarles por qu? no inducen en m? una emoci?n positiva.Jam?s intentar?a imponer una mentira, s?lo quiero contarles un cuento, pero, por otra parte, creo ciertamente en que debemos dejar de quitarnos responsabilidades escud?ndonos cobardemente en seres superiores. Debemos tomar a bien nuestro posible poder, y tratar de materializarlo mediante nuestra decisi?n seguida de acciones. Tal vez eso s? he tratado de expresar en mi relato, ya que estoy absolutamente convencido de que creer en un dios que pueda llegar a brindarnos su ayuda divina, activa irremediablemente nuestra mediocridad ante la adversidad, dejando la soluci?n de los problemas que nosotros tenemos que afrontar, a un ser inexistente, o ajeno absoluto, en el mejor de los casos, a nuestra necesidad personal.En mi novela, intento invertir la situaci?n. Trato de proponer la posibilidad de que sea el supremo quien necesite de nosotros. La idea puede parecer soberbia, pero si me permiten contarles mi ficci?n, notar?n que nada tiene que ver con la soberbia, sino, por el contrario, descubrir?n que disiento con ella desde su eg?latra esencia.En nosotros crece el destino, y son nuestros presentes quienes lo forjan. Dejemos de culpar a lo que nos excede, y entendamos que solo somos due?os totales de nuestro decidir.Exigir un cambio ajeno es m?s sencillo que intentar uno propio, pero, a la vez, nuestra exigencia escapa a nuestra posibilidad real. Dif?cilmente podemos accionar nuestro propio cambio, y eso hace de lo anterior un absurdo que ni siquiera deja lugar al humor m?s ?cido. La diferencia entre la utop?a de lo primero y la posibilidad de lo segundo, es que nosotros podemos, aunque sea dif?cil, modificar nuestro propio proceder. Eso, a mi humilde entender, marca la diferencia entre lo posible y lo irracional.Existen dos infinitos. El externo, que nos supera; y el interno, que debemos dominar. Ambicionar la posibilidad de generar un cambio exterior sin estar dispuestos a uno interno, solo puede llevarnos a la frustraci?n in esquiva, accionada por nuestros inevitables fracasos. Tratar de mejorar en nuestro interior, es una opci?n verdadera de nuestra posibilidad, y puede lograr un cambio exterior consecuente. Tal vez sea esta la forma de modificar un destino que, aunque parezca inalterable, es nada m?s que nuestro decidir plasmado en la futura y consecuente realidad. Creer en elevados nos despoja de responsabilidades intransferibles, y eso no hace m?s que profundizar nuestras miserias.No minimicemos nuestro poder, ya no tenemos tiempo para continuar siendo mediocres. Yo estoy comenzando a creer en m?, y s? que ustedes son tan capaces como yo para lograr su ?nico y personal crecimiento.画面が切り替わりますので、しばらくお待ち下さい。
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